Hasta las manos del Papa Francisco llegó Sodoma. Poder
y escándalo en el Vaticano, la investigación del periodista francés Frédéric
Martel (Francia, 1967) sobre la omnipresencia homosexual en el corazón de
la Iglesia Católica.
La premisa del libro no es si hay gays en el Vaticano,
algo ya sabido a partir de historias y escándalos que han salido a la luz, sino
su gran número. La fuente de Martel es un ex sacerdote, que estima que
representan hasta el 80 por ciento. El planteamiento del periodista es que el
Vaticano constituye una de las comunidades gays más numerosas del
mundo.
En una audiencia privada en la Santa Sede, Francisco afirmó
haber leído el libro y estar al corriente de la homosexualidad de la mayoría de
los cardenales y sacerdotes citados en el libro, tal como publicó la revista
Crux, el principal medio católico de Estados Unidos, al citar a un prominente
abogado que estuvo presente.
El abanico de lo que significa ser gay en el Vaticano va
desde el homófilo que es fiel al voto del celibato, no practica
el sexo, pero se siente atraído por los hombres como existen aquellos con
novio, amantes o recurren a prostitutos.
Martel, de hecho, menciona en Sodoma las fiestas con drogas
y sexo dentro de los muros del Vaticano, las chem-sex parties, y la prostitución
masculina.
El escándalo de las fiestas estalló en la prensa italiana en
el verano de 2017 cuando monseñor Luigi Capozzi fue detenido en un
departamento del Vaticano, en una orgía animada con cocaína, cerca de
la Basílica de San Pedro.
"El tema no es el escándalo, pude haber escrito un
libro mucho más escandaloso", ataja el periodista. "Mi tema principal
es la homofilia, la gente que se odia, se miente a sí misma, que vive en el closet
gay que contribuyó a crear".
Martilla con lo que considera una regla no escrita: entre
más homofóbico se muestra un sacerdote en público más probabilidades hay de que
sea gay.
Desnuda en el libro un sistema basado en "la doble
vida homosexual" y a la vez una "homofobia radical".
"Para entender este mundo tienes que entender que está
dominado por cardenales, también en México, que son viejos, mucho mayores de 70
y 75 años, por lo tanto su entendimiento de la homosexualidad no tiene que ver
con lo que la homosexualidad significa en 2019.
"Está ligado a lo que homosexualidad significaba cuando
tenían 20 años, cuando descubrieron quizá su propia homosexualidad. Para
entenderlos hay que remontarse a las décadas de 1940 y 1950. Había gente que
llevaba una doble vida, que se mentía a sí misma, no quería que la gente
supiera que era gay", responde Martel.
Redes dominadas por el secreto en el Vaticano
El periodista francés atiende la entrevista vía telefónica,
desde un café en Roma, Italia. Esa noche le acompañaba un sacerdote italiano.
Martel no es católico, lo fue hasta los 12 años. Tampoco se reconoce como
anticlerical ni como un activista gay radical sino moderado.
A partir de las numerosas entrevistas, Martel asienta que no
hay un "lobby gay". Si existiera, debería trabajar por una causa que
sería la promoción de los homosexuales. Por el contrario, escribe,
"cardenales y prelados homosexuales de la Santa Sede actúan por lo general
en contra de los intereses de los gays".
Lo que Martel encuentra es mucho más que un lobby gay, una
"inmensa red de relaciones homófilas u homosexualizadas, polimorfas, sin
centro, pero dominadas por el secreto, la doble vida y la mentira" a la
que es posible llamar "el armario".
Esa doble vida en el Vaticano implica una cultura del
secreto y del silencio, que no se limita a la homosexualidad.
De esa cultura del secreto, necesaria para proteger la
homosexualidad de los curas, se beneficiaron personajes pedófilos como Marcial
Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo, y se encubrieron los
escándalos de abusos sexuales.
Como tampoco son extraños los escándalos financieros ligados
a las intrigas homosexuales. "Esta articulación entre el sexo y el dinero
es una de las claves para la comprensión de Sodoma", formula en el
libro
Sodoma (Roca Editorial) pronto alcanzará su publicación en
20 idiomas y ha sido un best-seller internacional. Sacerdotes que viven en el
Vaticano proveyeron al periodista de datos y testimonios e incluso Martel fue
invitado a alojarse en la Santa Sede. Realizó cerca de mil 500
entrevistas, ninguna por correo electrónico ni por teléfono. Viajó a 30 países
como parte de su investigación que le llevó cuatro años.
En el libro de más de 600 páginas, Martel repasa los
pontificados de Paulo VI, Juan Pablo II --quien se presentó como uno
de los papas más homófobos de la historia-- y Benedicto XVI, quien
renunció al regresar de su viaje a México y Cuba.
¿Quién soy yo para juzgar?
Martel admite que no era un gran admirador de Francisco, un
jesuita de 82 años, el Papa que lanzó la pregunta "¿Quién soy yo para
juzgar?".
En la tradición de Voltaire, como laico y francés, el
periodista no simpatiza con los jesuitas "por mentirosos e
hipócritas", pero se volcó en favor de Francisco, un papa atacado por
muchos cardenales, entre ellos Norberto Rivera Carrera y Juan
Sandoval Íñiguez.
Un Papa al que considera como el "Gorbachev de la
Iglesia".
"Lo atacan por lo que piensa respecto a migración,
pobreza, su vínculo con la Teología de la Liberación, su relación con
China, su posición respecto a los valores familiares", desmenuza.
Si se ha escrito que Francisco está entre los lobos, Martel
se apura a enmendar la frase: "está entre las Locas".
México fue un destino obligado en su investigación, con
cuatro visitas al País y decenas de entrevistas. Dedica un capítulo del libro a
los Legionarios de Cristo y retoma los trabajos previos de varios
periodistas.
"Es la quintaesencia del sistema a raíz del escándalo
de Marcial Maciel, un caso psicopatológico", plantea. La Iglesia no
llevó al "depredador Maciel" que agredió a decenas de niños y
seminaristas ante la justicia ni lo excomulgó, ni siquiera se le sometió a un
proceso canónico por "su avanzada edad y frágil salud".
Martel se entrevistó con Juan Sandoval Íñiguez, ya
retirado como arzobispo de Guadalajara, en una residencia en Tlaquepaque. Uno
de los cardenales más antigays de México al igual que Norberto Rivera
Carrera, quien fuera arzobispo de México. Al periodista, le parece que Sandoval
Íñiguez está obsesionado por la cuestión gay. El cardenal casi no hablará de
otro tema durante su encuentro. Sandoval Íñiguez fustiga al Papa Francisco por
sus gestos favorables hacia los homosexuales.
-- "Mire usted, cuando Francisco pronuncia la frase
¿Quién soy yo para juzgar? No está defendiendo a los homosexuales. ¡Protege a
uno de sus colaboradores que no es lo mismo! La prensa es la que lo ha
embarullado todo", le dijo Sandoval Íñiguez.
El cardenal accedió a que Martel recorriera su biblioteca.
Para sorpresa del periodista había estantes enteros dedicados a la
cuestión gay. "Tienes que preguntarte: ¿cómo se puede ser totalmente
homofóbico y al mismo tiempo estar obsesionado con la cuestión gay? ¿Cómo
puedes ser amistoso conmigo y con mi asistente cuando soy gay y mi asistente es
guapo?".
Sandoval Íñiguez recibió por más de dos horas a Martel y lo
trató con amabilidad: "¿Por qué me dijo que vivía con un sacerdote que
llegaba a las 8 de la noche? Y así podría seguir. Tengo que hacer esas
preguntas, a ti te toca responder".
Su equipo también contactó al cardenal Rivera, jubilado en
2017 cuando alcanzó el límite de edad, para entrevistarlo pero no estuvo
disponible para un encuentro.
Entre las fuentes con quien Martel se entrevistó en México
figura Rafael Tovar y de Teresa, el fallecido Secretario de Cultura.
"Sabemos que un número muy significativo de clérigos, que apoyaron a
Marcial Maciel o se manifestaron en su día contra el matrimonio gay, son ellos
mismos homosexuales", le confió Tovar y de Teresa en su despacho. "En
México el aparato religioso es gay, los cardenales son en general gays. ¡Es
increíble!", añadió.
Cuando Martel le reveló el tema de su libro, el abogado le
confirmó que el Gobierno mexicano disponía de información sobre estos obispos
"gays-antigays" que se cuentan por docenas.
Dos terceras partes de los cardenales, los arzobispos y
obispos mexicanos son homosexuales practicantes, cita en Sodoma.
Martel retoma un informe enviado al Vaticano por
monseñor Bartolomé Carrasco que refiere que tres cuartas partes de
los curas de Oaxaca, Hidalgo y Chiapas, con gran presencia indígena, están
casados en secreto o conviven con una mujer.
De ser ciertos estos datos, plantea en el libro, el
"clero mexicano es heterosexual activo en el campo y homosexual
practicante en las ciudades".
Desde el lanzamiento del libro, Martel ha insistido en que
su interés como periodista no es cambiar a la Iglesia, pero admite que es
tiempo de parar la hipocresía.
Encara las críticas que Sodoma ha recibido. Ha sido señalado
como un libro de "mucho chisme y poco sustento". Críticas que no lo
toman por sorpresa, está blindado con varios equipos de abogados ante posibles
demandas. Admite que pudo haberse equivocado con alguien o con algún hecho.
"Pero nadie dice que no sea verdad", ataja.
"(Sodoma) es un bien público", sentencia.
Con información de Reforma
Publicado por:Noticias de Última Hora
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