Arabia Saudita concede a las mujeres permisos de conducir desde este lunes, en lo que ha sido señalado internacionalmente como un logro en materia de derechos humanos. Se espera que unas 2.000 de ellas reciban su licencia el próximo 24 de junio, fecha prevista del levantamiento formal de la prohibición a la conducción femenina.
Esto se añade a la posibilidad de votar, concedida en 2015 al electorado femenino del país rompiendo una prohibición de 80 años. Otras reformas introducidas por el príncipe heredero Mohamed ben Salmán incluyen la reapertura de los cines públicos por primera vez en décadas y el levantamiento de la prohibición a las mujeres de ingresar a los estadios deportivos.
Sin embargo, estos hitos resaltan a su vez las varias formas en que las mujeres continúan siendo discriminadas en el reino:
Deben cumplir con un estricto código de vestimenta que les obliga a ocultar su cabello y a usar una prenda llamada 'abaya', que se extiende desde el cuello hasta el tobillo.
No pueden asociarse con hombres con quienes no están relacionadas.
Si quieren abandonar su hogar, viajar, trabajar, alquilar un departamento, hacer un reclamo legal o acceder a cierta atención médica, deben ir acompañadas o tener el permiso de un 'wali', un tutor o guardián masculino que generalmente es su esposo, padre, hermano, tío o incluso hijo.
Deben solicitar el permiso de sus tutores para casarse o divorciarse, y si desean hacerlo con un extranjero, deben obtener la aprobación del Ministerio del Interior. No se les permite casarse con alguien que no sea musulmán.
A pesar de que desde febrero no necesitan el permiso de un tutor para comenzar un negocio, sí lo requieren para abrir una cuenta bancaria o controlar sus finanzas.
El sistema legal saudita estipula que el testimonio de una mujer solo vale la mitad que el de un hombre.
Las hijas solo reciben la mitad de la herencia que reciben sus hermanos.
En los casos de divorcio, solo se les permite la custodia de sus hijos hasta que cumplan siete años si son niños, y nueve si son niñas.