México y El Salvador firmaron el jueves un programa de
cooperación que incluye la transferencia directa de 30 millones de dólares al
país centroamericano como parte del plan integral de cooperación para la región
propuesto por el gobierno mexicano para ayudar a frenar el flujo de migrantes
hacia el norte.
El proyecto, que reforestará 50 mil hectáreas y prevé
generar 20 mil empleos, se presentó durante la visita del presidente
salvadoreño Nayib Bukele a la frontera sur mexicana, por donde han cruzado
decenas de miles de migrantes en lo que va de año, la gran mayoría por los más
de 300 pasos irregulares que hay a través de ríos y selva.
Ambos mandatarios se reunieron para tratar esta
crisis, que ha desbordado a todos los gobiernos, justo cuando México acaba de
poner en marcha el acuerdo con Estados Unidos que evitó la imposición de
aranceles a las importaciones mexicanas.
Este acuerdo va a ser un ejemplo, una luz que va a
alumbrar muchas partes del mundo, dijo Bukele durante la firma que tuvo lugar
en unos viveros del ejército. Hermanos trabajando unidos podemos hacer
muchísimo más.
El presidente Andrés Manuel López Obrador afirmó que
planes similares se firmarán con Guatemala y Honduras porque el control de la
migración no debe ser solo el uso de la fuerza... medidas coercitivas, cerrar
fronteras, sino entender el problema de fondo y buscar soluciones a esos
problemas.
No obstante, como acordó con Washington, México ha
empezado a desplegar parte de los 6 mil efectivos de la Guardia Nacional para
colaborar con los controles migratorios y en la lucha contra el tráfico de
personas.
La presencia de militares, marinos y policías parece
que ha hecho descender un poco la llegada de indocumentados en la última semana
pero no lo ha detenido.
A menos de 20 kilómetros desde donde hablaban los
presidentes, un salvadoreño que solo quiso identificarse como Brilo se subía a
una rudimentaria balsa y cruzaba el río Suchiate, la frontera entre Guatemala y
México. He oído que va a venir el presidente a firmar un convenio para que
todos podamos trabajar, dijo nada más pisar territorio mexicano. Ese no es
problema, son las pandillas, la delincuencia, eso es lo único que hay allá en
El Salvador.
Bukele acaba de anunciar un plan para luchar con las
finanzas de las maras y el jueves se inició un despliegue de fuerzas de
seguridad en las zonas comerciales del centro histórico de la capital y de
otros 11 municipios del interior del país afectados por la presencia y
extorsión de las pandillas.
Pero para el salvadoreño Carlos Vindel, que tardó un
día más de lo previsto en cruzar a México porque cuando llegó al río había unos
marinos y tuvo que esperar hasta que se fueran, nada de esto garantizará tener
seguridad en su país.
A su juicio, con el plan de Bukele se va a poner más
crítico, va a haber más violencia porque las maras responden, indicó.
El proyecto integral de desarrollo para atajar las causas
de la emigración cuenta, según México, con el respaldo de 14 agencias de las
Naciones Unidas, de Estados Unidos y varios países europeos, pero el acuerdo
del jueves es el primero en que da cifras concretas.
El gobierno mexicano ha multiplicado la cifra de
detenciones y deportaciones de migrantes en los últimos meses debido a la
creciente presión de Washington pero también ha facilitado la concesión de
permisos de trabajo para muchos de los que cruzaron irregularmente y las
solicitudes de asilo en lo que va de 2019 superan las 24 mil casi el mismo
número que todo el año pasado.
Algunos de los que han logrado un empleo se muestran
esperanzados y agradecidos con México, como María del Carmen Ramírez, una joven
de 23 años que salió de Honduras con su hijo de tres, su cuñada y su sobrino
después de que asesinaran a su hermano. Lleva un mes barriendo calles,
limpiando y descargando plantas. De momento me voy a quedar aquí mientras haya
trabajo. He tenido suerte.
Otros creen que las medidas tomadas por el gobierno de
López Obrador tienen luces y sombras.
El salvadoreño Luis Antonio Vázquez cree que el
despliegue de la Guardia Nacional puede darnos seguridad a todos pero también
puede que no deje pasar a muchos que huyen para que no los maten.
Y el cubano José Ángel Figueroa, quien quiere iniciar
la solicitud de asilo, expone algunas de sus contradicciones. Por un lado me
dan trabajo en Ciudad Hidalgo pero por otro ponen retenes en la carretera y no
puedo recorrer unos kilómetros porque con el papel que tengo que pueden
detener, se queja.
La hondureña Yesenia Hernández tiene menos suerte y
junto a su marido y sus dos hijos tienen que dormir en la calle porque los
albergues están llenos y sin trabajo a la espera de la cita para empezar el
proceso de refugio.
Si hubiera oportunidades, trabajo, hospitales todo eso allá, no vendríamos, dijo Hernández, procedente de San Pedro Sula. Y si no existiera violencia.
AP.
Publicado por:Noticias de Última Hora
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