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Septiembre 11, 2018 02:00 PM
La historia de los perros que honran a las víctimas del 9/11 en Nueva York

La historia de los perros que honran a las víctimas del 9/11 en Nueva York

La valentía de aquellos que arriesgaron su vida el 11 de septiembre de 2001 es recordada a través de los binomios de la TSA

Dell Hart y su compañero, un labrador negro de 36 kilos llamado Hhoward, han realizado muchos viajes juntos como uno de los equipos de detección de explosivos caninos de la Transportation Security Administration (TSA): a Super Bowls, convenciones políticas y una cumbre del G-8, por mencionar solo algunos. Todas fueron asignaciones importantes que forman el núcleo de la misión del equipo con sede en Indianápolis en la TSA.
Pero un viaje que esta pareja hizo a Nueva York hace unas semanas es el que quedará en la mente de Hart para siempre. No hubo grandes multitudes, ni políticos, ni mariscales de campo súper estrella. En esa ocasión Chris Howard, el hijo del hombre por el que Hhoward fue nombrado, los esperaba en un parque de bomberos en Manhattan.
George Howard, oficial de policía de la Autoridad Portuaria de Nueva York / Nueva Jersey y bombero voluntario, fue uno de los primeros que murió en labores de rescate cuando el World Trade Center colapsó el 11 de septiembre de 2001. Tenía 45 años. Las filas caninas de la TSA incluyen varios perros nombrados por las víctimas de los ataques del 11 de septiembre, esos perros son designados con consonantes dobles al comienzo de sus nombres como es el caso de Hhoward.
Cerca de 3 mil personas murieron en los ataques cuando los terroristas volaron aviones comerciales al World Trade Center de Nueva York, al Pentágono y a un campo cerca de Shanksville, Pennsylvania. Personas en todo el país recordarán la fecha participando en proyectos de servicio; Hart y Hhoward pasarán parte de su día en una ceremonia especial en la sede de la TSA en Arlington, Virginia, donde estarán el administrador de la TSA David Pekoske, el secretario de Seguridad Nacional Kirstjen Nielsen y el exsecretario de Transporte, Norman Mineta.
Siete años atrás, cuando Hart fue asignado para trabajar con Hhoward, sus jefes en la TSA explicaron la tradición y un poco sobre el hombre por el cual el perro fue nombrado. George Howard, que había trabajado durante varios años como bombero de Washington, DC, estaba en su día libre cuando escuchó una llamada en la radio. “Llegó a la escena justo cuando la primera torre se derrumbó”, dijo Hart a quien se le dio una opción sobre si quería llegar a la familia. Él estaba nervioso. “No quería despertar malos recuerdos”, afirmó, aunque tiempo después se encontró escribiendo a la madre de Howard, Arlene, para dejarle claro que "íbamos a continuar con el legado de su hijo”. 
Desde hace 7 años, Hart y Hhoward trabajan juntos para evitar que ataques como el del 11 de septiembre de 2001. (Astrid Riecken/The Washington Post)
Arlene Howard respondió de inmediato, recordó Hart. Y se sintió alentada al saber que el compromiso de su hijo con el servicio estaba viviendo en Hhoward. “Añade un elemento de orgullo más: un sentido de misión”, dijo Hart sobre sus años de trabajo con el tocayo de uno de los primeros fallecidos el 11 de septiembre. “Me da algo para reflexionar todo el tiempo”. Dijo que a menudo comparte la historia de George Howard con personas que se detienen a conversar sobre Hhoward y su trabajo.
Hart tiene su propia conexión con los ataques del 9/11. Había dejado el ejército y estaba trabajando para una firma de logística con sede en Indianápolis. Ese día, el 11 de septiembre de 2001, estaba en un vuelo con destino a una reunión en Nueva York cuando, en algún lugar de Pennsylvania, el avión comenzó a circular. “Supusimos que era algo mecánico”, dijo. Fue solo cuando el vuelo desviado aterrizó en un pequeño aeropuerto rural que Hart y los demás pasajeros se dieron cuenta de lo que había sucedido.
Dentro de la terminal, la gente estaba alrededor del único televisor del aeropuerto, donde se veían imágenes de los aviones que golpeaban el World Trade Center. “Hubo mucha incredulidad”, recordó. “Mucha ira. Fue surrealista”.
Unas horas más tarde, Hart y otros se enterarían de que el aeropuerto donde aterrizaron no estaba lejos del campo en Shanksville, donde el vuelo 93 de United Airlines se estrelló. Hart recordó que estaba pegado a la televisión mientras los oficiales trataban de reconstruir lo que sucedió.
El nombre del binomio canino Hhoward lleva una 'h' extra en honor al bombero George Howard. (Astrid Riecken/The Washington Post)
El ahora oficial de la TSA tardó una semana en poder alquilar un automóvil y regresar a Indianápolis, lo que le dio mucho tiempo para pensar. Estaba enojado, sí, pero ¿cómo, se preguntó, podría canalizar sus sentimientos de una manera significativa? “Todo esto realmente me afectó hasta el punto en que quería hacer algo para evitar que ese tipo de cosas vuelvan a suceder”, dijo Hart.
Consideró el reingreso, pero con dos niños pequeños en casa, decidió explorar otras opciones. Escogió la TSA, que pensó que le permitiría ayudar a detener futuros ataques. Comenzó como oficial de primera línea, parte de la primera clase de 300 reclutas que se dispersaron por todo el país para federalizar la seguridad del aeropuerto y capacitar a otros reclutas.
En 2011 se convirtió en guía canino. Se podría decir que Hart tiene una conexión con Hhoward, quien había pasado por dos entrenadores antes de ser emparejado con el expolicía militar. THE WASHINGTON POST
 

Publicado por:THE WASHINGTON POST

Admin Septiembre 11, 2018 02:00 PM EL MUNDO