José Narro Robles va directo y lamenta que su sucesor al frente de la Secretaría de Salud (Ssa), Jorge Alcocer, el subsecretario Hugo López-Gatell y otros funcionarios que aparecen cotidianamente en conferencias de prensa en Palacio Nacional, no estén al lado de médicos y enfermeras en el frente de batalla contra el Covid-19.
“Me hubiera gustado ver la presencia del secretario de Salud, ¿dónde está? El maestro de Hugo López-Gatell, ¿dónde está? Me hubiera gustado verlos en los sitios, en Tijuana, Cancún, Guadalajara, Monterrey, Monclova o en Tlalnepantla, en los servicios y con los profesionales de la salud”, dice.
El exrector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) sostiene que el gobierno federal minimizó el tema, que tuvo una respuesta tardía, de entre seis y siete semanas, para enfrentar la epidemia y que pese al discurso oficial, el país no estaba preparado y que hoy, en una etapa de la crisis con alta peligrosidad, presenta una estrategia cambiante que confunde a la sociedad.
En entrevista con EL UNIVERSAL, Narro, secretario de Salud durante el sexenio de Enrique Peña Nieto, ataja: las cifras que ofrece el subsecretario Hugo López-Gatell no son la realidad.
Advierte que a pesar de sufrir recortes y despidos durante la actual administración, hoy son las instituciones públicas de Salud y su personal quienes están dando respuesta a la crisis sanitaria.
¿Cómo ve el manejo de esta crisis sanitaria en México?
—Lo he dicho y no me voy a desdecir, porque he reunido más evidencia: se tomaron tarde las decisiones, no hay ninguna duda. Puedo citar frases, declaraciones, señalar momentos, días.
Faltó previsión. Las decisiones de tomar muy en serio a la epidemia llegaron tardíamente y, a diferencia de lo que nos dijeron en febrero, de que estábamos preparados, no lo estábamos.
¿Qué tan tarde?
—Fueron seis o siete semanas las que desaprovechamos.
Debió haberse tenido una respuesta, una planeación mucho más contundente, más integral, sumando lo sanitario a lo económico y a lo social; sí, sin duda.
Deberían haberse previsto las necesidades de material, de equipo de protección para los trabajadores, de pruebas de laboratorio, pero se tomaron otras decisiones.
Sí se minimizaron en un principio el riesgo y las consecuencias. Lo sabemos todos, lo vimos todos, recibimos las invitaciones todavía del 22 de marzo para ir a los restaurantes y al día siguiente empezó la Jornada Nacional de Sana Distancia, entonces sí hubo una falla.
En la batalla contra el Covid nuestros soldados de primera línea son los servicios de Salud, pero vemos que se infectan y que protestan por falta de equipo de protección. ¿Se les despreció?
—No, no creo que haya sido eso. Es otra vez producto de lo mismo. Parecía que no nos iba a afectar y que teníamos el equipo necesario para una pandemia con un virus que desconocíamos por completo.
Empezamos la planeación de los sitios tardíamente. Comenzaron a llegar los casos en marzo y no teníamos la respuesta.
Titubearon las autoridades y aún lo hace el subsecretario.
No se compró equipo de protección para los trabajadores; tenemos que lamentar brotes entre médicos, enfermeras y personal de Salud.
Yo no creo que haya sido menosprecio por el personal, lo digo con toda honestidad.
¿Qué opina de que una sola persona concentra los mensajes?
—Siempre he pensado que este tipo de problemas ameritan conducciones colegiadas, por eso [la razón del] Consejo de Salubridad General, que es la autoridad sanitaria reconocida sólo después del Presidente. La ventaja de ese organismo es que es una autoridad colegiada en la que hay voces independientes, autónomas.
Lo que me hubiera gustado es una presencia del órgano colegiado mucho más activa y presente, con un vocero, quien podría ser el subsecretario [López-Gatell], pero que transmitiera no lo que personalmente piensa, le parece, dice y hace, sino lo que acuerda el Consejo de Salubridad General.
¿Ve contradicciones?
—Sí, ha habido contradicciones en la comunicación, pues ¿cómo no? Nos han dado fechas que a muchos se nos graban. Supuestamente, el 19 de abril estaríamos preparándonos para regresar a la actividad sistemática cotidiana, pero resultó que no. Luego se nos dijo que sería el 10 de mayo y no [fue así].
¿Vería como tardío y errático el manejo que le han dado a esta crisis sanitaria?
—Le pondría mejor la palabra cambiante en lugar de errática.
Cambiante, porque [pasaron] de que ‘no era un problema’ a que ‘sí’; de ‘podemos salir’ a ‘no salgan’; ‘podemos abrazarnos y darnos la mano’ a ‘no lo hagan, por favor’. Sí ha habido una política cambiante, y reitero: fue tardía la respuesta.
¿Hacia dónde vamos con esta estrategia ante la pandemia?
—Para saber a dónde va uno, se necesita saber dónde está.
Parte del problema es que hoy no sabemos, con las cifras y datos que dan [las autoridades sanitarias], si realmente estamos en esta parte del final del ascenso [de los contagios de coronavirus] para llegar al punto más alto de la curva y para tratar de empezar la disminución y el decremento [de los casos positivos]. Así es difícil prever la siguiente fase.
Los extitulares de Salud Julio Frenk y Salomón Chertorivski cuestionaron la credibilidad del manejo de datos del gobierno, ¿ve esto como una debilidad?
—Sí, sí lo hay. Lo vuelvo a decir: yo quisiera que eso no fuera así, pero lo es, y es provocado por las propias declaraciones del subsecretario.
Si un día Hugo López-Gatell nos dice que esta cantidad de casos notificados no son todos los que hay y reconoce que sí había una cifra negra y después afirma que es 8.33, incluso 8.3 el factor por el que hay que multiplicar, entonces, ¿cómo piensa uno que los 29 mil 600 [pacientes] son los reales?
Él nos dijo que eso había que multiplicarlo por ocho, y después se atrevió a decir que podía ser hasta 30 veces o más.
Lo que me atrevo a decir no es la cifra que probablemente exista, sino me atrevo a afirmar que todas las palabras de López Gatell, que los 29 mil 600 que nos informó [el jueves], no son la realidad.
¿En el despliegue en campo cómo ha visto el funcionamiento de los servicios de salud?
—Lo digo con mucha honestidad y como un comentario crítico que obedece a la realidad: a mí me hubiera gustado ver la presencia del secretario de Salud. ¿Dónde está el señor secretario? El maestro de Hugo López Gatell, ¿dónde está? Él es el secretario, él es la autoridad.
López-Gatell tiene autoridad delegada a partir de Jorge Alcocer. A mí me hubiera gustado tener un secretario que fuera más proactivo, que estuviera más presente.
Hubiera preferido que el propio subsecretario y algunos de los funcionarios que todos los días van a Palacio Nacional y dan su conferencia de prensa estuvieran en los sitios [de mayor contagio].
[Que fueran a] los servicios y [estuvieran] con los profesionales de la salud, para quienes envío mi más profundo reconocimiento.
Pareciera que en este campo de batalla hay un ejército, pero no su general...
—En una batalla contra un virus, contra una bacteria, en una epidemia, frente a una calamidad o en un desastre, se necesita un general, mandos medios y tropa.
Me hubiera gustado tener un mando más claro, un liderazgo más ganado, no en la derivación de mando burocrático, sino en el de otra naturaleza, en una actitud ganada por el respeto, por la convocatoria, por la sumatoria y no por la división.
El presidente Andrés Manuel López Obrador ha sostenido que la maltrecha situación actual del sistema nacional de salud es consecuencia de los gobiernos neoliberales e incluso acusa que hubo corrupción.
—Lo dije en su momento como secretario: el sistema público de Salud de México tiene problemas, claro que los tiene; uno de ellos, que es importantísimo, es que crónicamente ha carecido de los presupuestos que se necesitan.
Pensar que el sector Salud en materia de las instituciones públicas está hoy peor de lo que estaba hace 10 o 20 o 40 años es cometer un gravísimo error. Lo que hoy tiene México es mejor que lo que tuvo en 2000 o en 1980.
La capacidad de respuesta, la cobertura, la infraestructura, el número de personal... a ver, perdón, el sector público de Salud en México tiene, escúchelo, casi un millón de trabajadores de salud.
Hoy, ese sector y esas instituciones son las que están dando respuesta en este momento, no ha habido ningún cambio.
Se ha afectado a las instituciones, se les ha disminuido el presupuesto, se ha prescindido de muchos trabajadores que estaban contratados por honorarios, se han cambiado algunas reglas que no han sido para beneficio, se hizo una transición del Seguro Popular al Insabi y no de forma preparada... entonces, perdón, hay cosas que no se pueden negar.
Decir que todo estaba mal es un error. Implicar que había pura corrupción, perdón, [pero] mientras fui secretario de Salud presenté 70 denuncias penales por más de mil millones de pesos no comprobados en entidades federativas y en programas de salud. [Además], cada día se atendía a un millón de personas. Ahí están los datos.
Con información de El Universal
Publicado por:Noticias de Última Hora
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