La comida es la reina madre de todos los placeres del mundo y el amor por ella es pleno. Si googleas “comida mexicana”, la gran mayoría de las fotos son tacos, claro está. Aún así, México tiene costumbres culinarias bastante peculiares y en mi caso, como inmigrante, lo que más me impresionó es que que cada vez que quería almorzar un simple arroz con una pechuga de pollo o carne, siempre, pero siempre, el mesero venía y me ponía como acompañante unas tortillas.
¿Por qué me ponen tortillas si ya tengo el arroz para acompañar a mi proteína? ¿Acaso tengo que mezclar el arroz con el pollo, dentro de las tortillas y comérmelo? Siempre me pregunto esto al sentarme en cualquier restaurante.
Otra cosa que no me entra en la cabeza son las famosas “aguas del día”. Según me explicaron, las “aguas del día” son 40 por ciento jugo de fruta más agua natural. Yo simplemente no las entiendo, no comprendo por qué existen. Si yo quiero un jugo de naranja, voy y compro un jugo de naranja o busco las naranjas y las exprimo, ¿para qué voy a querer naranja con agua? Ese no es el sabor del jugo, no entiendo el beneficio de dañar el sabor de cualquier jugo de fruta mezclándolo con agua.
También sé que no soy el único ni seré el último extranjero que se enchilará, que no entenderá por qué en cada plato de comida —de cualquier estilo— lo acompañan con tres o cuatro tipos de salsas picantes, ni cómo tienen el súper poder de hacer un taco de cualquier cosa. Cuando digo cualquier cosa, es literalmente cualquier cosa: desde un taco de salsa o un taco de aguacate, hasta un taco de chorizo con camarón.
Platicamos con algunos extranjeros que viven en la Ciudad de México para saber qué es lo que más les ha impactado de la comida mexicana.
MANGO CON CHILE
Primero que nada, en Venezuela, mi país, se podría decir que no hay temporada de mangos, porque afortunadamente todo el año las calles están llenas de árboles de mangos maduros o verdes. Me encanta el mango, es una de mis frutas favoritas y yo estoy acostumbrado a comerlo con “viagra”, que es una salsa que se hace con adobo, salsa inglesa, pimienta y sal.
Aquí en México hay vendedores de mangos en cada esquina y, obviamente tenía que probarlos, ya que me trasladan a mi infancia. Cuando el vendedor me entrega el vaso con el mango cortado en pedazos, vi que estaba lleno de una salsa roja de la cual no tenía la más mínima idea de qué era, ni si iba a saber bien. Se lo devolví porque no tenía buen olor esa combinación, luego me dijo que era chile, que lo probara y que si no me gustaba, me lo cambiaba por uno sin chile.
Lo probé y quizás fue una de las mejores decisiones gastronómicas que he tomado. La combinación de sabores te hace pensar que literalmente estás comiendo colores, no sé explicar la sensación de alguna otra manera que no sea ésta. Ahora vivo comiendo esto por las tardes, estoy obsesionado.
—Francisco, Venezuela
CHAPULINES
Además de los tacos, México es conocido mundialmente porque comen chapulines. Casi todos mis amigos al saber que me venía a vivir a México lo primero que me dijeron fue: “tienes que comer insectos”. Lo pensé muchas veces, me dije a mí mismo: “al final del día son proteínas” o “es la comida del futuro” y mamadas así para poder tener el valor de sentarme a comer tacos de chapulines.
Al llegar a la taquería donde sabía que vendían tacos de chapulines me tocó sentarme al lado de un señor que, la verdad, parecía que disfrutaba llevarse estos insectos a la boca por sí solos, sin tortillas. Se dio cuenta que lo miraba con asombro y me dijo: “si le pones salsa verde saben mejor”. Pedí dos tacos con queso y, siguiendo el consejo del señor amante de los chapulines, le eché toda la salsa verde posible para disfrazar el sabor.
Revisé varias veces si en realidad estaban muertos, ya que mi mayor miedo era que uno de estos insectos estuviera vivo y sintiera sus patitas caminando por mi boca. Sé que es algo poco probable pero éste era mi mayor miedo. El sonido que hicieron los insectos al ser destrozados por mis dientes es algo que recuerdo cada vez que veo una taquería de éstas. Tienen un sabor como a carne tostada, pero la sensación de tenerlos en la boca es horrible, no es nada placentera y hace que la experiencia sea bastante rara. Recuerdo que al llegar a mi casa me cepillé la boca un par de veces y, obviamente, me sentí mexicano. Lo que más me sorprendió es que, según el taquero que me vendió los chapulines, hay gente que almuerza esto a diario.
—Wes, Estados Unidos
PULQUE
El pulque en México es bastante famoso, incluso veía en algunos bares que muchísima gente lo pedía. El pulque es una bebida tradicional alcohólica fermentada en el país, y también lo sirven en algunos restaurantes junto a tortillas con guacamole.
Me dijeron muchos mitos sobre él, que si te causa diarrea si no estás acostumbrado a tomarlo, que lo hacen con excremento de animales o humanos, o que incluso puedes alucinar si tomas una gran cantidad.
Incluso todos mis amigos me dijeron que lo escupen para que se fermente —no sé si esto es verdad—, pero de igual forma lo probé y es la peor decisión que he tomado en mi vida. Jamás lo volveré a hacer a menos que me paguen una cantidad grande de dinero. Recuerdo que sentí el trago como si fuera una especie de baba o saliva asquerosa, se me quitaron las ganas de estar en el bar y me fui a mi casa después de probarlo.
Primera y última vez.
—Daniela, Ecuador
CERVEZA CON CLAMATO
La cerveza es algo universal. Está presente en todos los países que he visitado. Es un tipo de licor que puedes pedir sin miedo porque siempre va a saber igual. Destapan la botella, te la sirven en un vaso y si tienes suerte, va a estar bien fría.
Me di cuenta de que esto no es así en México. Me encanta el 80 por ciento de la comida mexa, incluso es uno de los países donde mejor he comido en mi vida, pero aquí la gente tiene la costumbre de tomar cerveza con jugo de tomate. Sí, ¡con tomate! La primera vez pensé que era como un nombre clave, algo parecido a las deliciosas micheladas, pero no. Sirven la cerveza con un jugo batido de tomate. Lo probé, me dieron nauseas y gracias a esto, jamás he podido ver a un tomate igual. ¿Quién diablos se atreve a mezclar un tomate con la bebida alcohólica más sabrosa del mundo? México, güey.
—Luis Carlos, Colombia
PIZZA CON CÁTSUP
Recuerdo que esto fue recién llegado a la Ciudad de México. Quería probar tacos y toda la comida típica existente en México, pero era mi primer día y no quise arriesgarme mucho, así que decidí irme por lo seguro y comer pizza con una amiga mexicana para celebrar que había llegado a la ciudad. “La pizza no puede salir mal, su sabor es universal”, pensé. La pizza es como el sexo, incluso cuando no es muy buena, termina siendo buena, ¡porque es pizza!
Ordenamos una pizza de pepperoni, clásica, y regresamos a nuestro asiento en el restaurante a esperar a que llegara nuestro pedido. Cuando me llamaron para entregarme la caja con la pizza, vi que la cajera tomó algunos sobres de cátsup y me los entregó. Yo puse una tremenda cara de confundido y le dije que no las quería, que gracias, pero ella insistió y me dijo que me animara, que eran gratis. Las acepté para no perder tiempo y me senté con mi amiga a comer la pizza. Segundos después de abrir la caja, mi amiga tomó uno de los sobres de cátsup y llenó su rebanada de pizza como si fueran papas fritas. Mi cara de asombro y asco fue muy obvia, incluso me preguntó si no iba a usar mis sobres de cátsup. Esto aún me cuesta entenderlo, ya la pizza tiene salsa de tomate, ¿por qué vas a llenarla con salsa de tomate artificial? En Italia la demandarían, estoy seguro.
—Augusto, España
CHICHARRÓN GIGANTE
En mi país, y creo que en cualquier país del mundo, estos chicharrones son de tamaño miniatura, te caben en una mano. Acá en México exageran de una manera bastante peculiar con el tamaño. No entiendo por qué tienen que ser tan grandes, ¿no es lo mismo romperlo en pequeños pedacitos y así tener la misma cantidad que tienen las bolsitas que venden en cualquier mercado?
Es muy difícil de comer porque es gigante y no hay manera de no hacer un desastre y ensuciarte toda. Incluso es bastante difícil terminártelo todo, es una cantidad muy grande y es probable que termines empalagada antes de terminártelo. Al menos le echan un chingo de limón para poder intentar comértelo.
Creo que este chicharrón puede servir de plato para otra comida de tamaño normal, así de grandes son.
—María, Chile
Fuente: ViceMedia
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