El descubrimiento de Naia, un esqueleto humano, de 12 mil a 13 mil años de antigüedad, de una mujer
adolescente, encontrado en 2007 en Tulum, Quintana Roo, comienza a revelar más secretos.
El investigador James Chatters dijo que en la cámara subacuática donde fue hallada Naia, se encontró una especie de capsula
del tiempo para el clima, la vida humana y los animales, pues además del esqueleto de esta adolescente, también hallaron restos
de animales y plantas de miles de años de antigüedad.
En el marco del 54o Congreso Anual de la Asociación de Biología Tropical y Conservación (ABTC), que se realiza en Mérida, al que
asisten investigadores de 40 países, Chatters presentó los resultados del trabajo que han realizado luego del hallazgo de Naia en un
cenote de la Península de Yucatán, en un sitio que por sus condiciones fue bautizado como Hoyo negro, en Tulum, Q. Roo.
Durante su conferencia La megafauna pleistocena terminal y el primer ser humano de la Península de Yucatán, señaló que el
hallazgo de los restos humanos encontrados en 2007 derivó en un proyecto de investigación muy minucioso que incluyó análisis
del contexto, la zona en que fue hallada se convirtió en una cápsula del tiempo, en donde también encontraron fauna de animales
de hace 40 mil millones de años.
Lo relevante en el hallazgo de estos restos que se han llamado Naia, dijo, es que ha cambiado la información que se creía y tenía
sobre la forma en que evolucionó el ser humano en esta parte del mundo, porque las características del cráneo "no corresponden"
a las que se esperaba encontrar.
Lo que es un hecho, indicó el investigador, es que los fósiles que estaban dentro de esa cueva y están estudiando tienen al menos
10 mil años de antigüedad.
El investigador quien sufrió una caída durante su conferencia al perder de vista el límite de la tarima -accidente que no impidió
que concluyera su participación-, destacó que el trabajo de investigación que realizan es para determinar cómo ha sido la
evolución de la fauna, si ha cambiado con el tiempo y si los humanos son responsables del proceso de extinción, por ello están
comparando la evidencia encontrada en Hoyo Negro, para ver si la biodiversidad fue afectada por la actividad humana o sola se
mudó.
El equipo que trabaja en ese proyecto ha creado escalas de acuerdo al tiempo para determinar a qué etapa pertenece tal o cual
hallazgo, según su edad, clima y el ecosistema que predominaba.
En el caso de Naia, James Chatters señaló que incluso hicieron un fechamiento con base en el esmalte de los dientes que
recuperaron.
