Victoria es una niña que vive en San Lorenzo Atemoaya, en Xochimilco, la segunda alcaldía con mayores índices de pobreza en la Ciudad de México. Ella comenzó a menstruar a los 10 años, pero lo difícil era el sufrimiento por el dolor que llega con cada mes.
Ahora, a los 14 años, no ha podido controlarlos y hay días en el que el dolor es tan insoportable que no puede ir a la escuela. O si va, es sólo para regresar un par de horas después. Victoria ama aprender, por lo que se siente muy mal cuando falta a clases. “Le digo a mi mamá: ‘Ay, para qué existe la regla, si nada más viene a perjudicar mi vida’”, dijo en una entrevista con Noticieros Televisa.
Pero ella no es el único caso, ya que el ausentismo escolar provocada por la menstruación es un tema mundial, pero poco se habla de él. “Hay muy poca información”, explicó Paola Gómez, Oficial Nacional de Educación en UNICEF México. Ella señaló que las consecuencias a largo plazo, pueden ser muy perjudiciales para las estudiantes.
“Tenemos que 43% de las estudiantes en periodo menstrual prefieren estar en otro lugar en vez de la escuela. Si una de ellas decide faltar uno o dos días por mes, eso se acumula al final del año en un rezago educativo. Y el tema de higiene menstrual está concatenado a muchas otras cosas, que hacen que las niñas en secundaria y media superior decidan dejar la escuela”, declaró.
Y, aunque los dolores son una barrera muy importante, es solamente una de las tantas limitaciones que las adolescentes sufren para estudiar en igualdad con sus compañeros.
La falta de infraestructura en los sanitarios deja mucho que desear, ya que según el censo de escuelas, maestros y alumnos de educación básica y especial, realizado por la Secretaría de Educación Pública (SEP), sólo el 87.2% de los planteles contaba con sanitarios y en el 69% había agua potable.
“Pero cuando vas a las escuelas te das cuenta de que el baño no funciona, que está destruido o no tiene agua corriente. Lo que reportan las autoridades educativas difiere de la realidad”, expresó Gómez.
Aunado a esto, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), informó en 2018 que el 28% de los planteles no reciben agua diario, lo cual afecta el cumplimiento de los derechos al agua, a la salud y, de la educación.
La organización Save The Children publicó que al 75% de las niñas le preocupa usar el baño de la escuela, dentro de este porcentaje, el 56.3% teme que no haya agua. Y, aunque los servicios estén completos, también existe la posibilidad de que las autoridades escolares sean un obstáculo más.
Como en la secundaria de Victoria, en donde existen los servicios, pero no los suficientes para la cantidad de estudiantes. Además, el acceso no puede ser a todas horas del día, pues durante los recesos, no se les permite ir al baño.
Aunque esta medida fue implementada para evitar las autolesiones, no ataca a ese problema de raíz, y solamente bloquean el derecho a la salud e higiene.
Falta de acceso a artículos de higiene
Victoria narró que cuando una alumna se ve necesitada de toallas y no la consigue con sus compañeras, pueden ir a trabajo social, pero les costará cinco pesos, y para algunas, esto significa mucho dinero.
“Algunas niñas faltan porque no les dan algo con qué gestionar su menstruación. En espacios comunitarios es común que utilicen productos desechables, pero no siempre; los usan un ciclo sí y el otro no, o el día más abundante y todos los demás con trapitos, o hacen sangrado libre sin saber que lo están haciendo”, dijo Joy Valverde, creadora de Menstruación Consciente San Luis Potosí, proyecto que busca combatir los estigmas relacionados con los procesos naturales de los cuerpos de las mujeres.
Según la UNICEF, en el estado de Chihuahua un 30% de las niñas y adolescentes usan papel higiénico en lugar de toallas sanitarias u otros productos. Y el 64% de las niñas señalaron que no hay toallas en sus escuelas.
“Nos encontramos con cifras alarmantes: en un hogar del decil 1, es decir, el más bajo, que percibe 3 mil pesos al mes, donde vive una familia hipotética conformada por mamá, papá y dos hijas, comprar toallas para tres personas es un gasto muy grande, representa casi un 10% del ingreso mensual”, describió Anahí Rodríguez, internacionalista y miembro del primer Parlamento de Mujeres en la Ciudad de México.
Médicos que creen en mitos
El acceso a la salud es también un problema, ya que en las clínicas no quieren recibir a Victoria y su madre, Areli, porque “no es su zona”, por lo que decidieron acudir a un consultorio particular con una médica general.
Ella les dijo que Victoria sufre de dolores porque tiene “el bazo frío”, y se le puede ir quitando si cada mes le dan cosas calientes. Sin embargo, Yoalli Palma Orozco, ginecóloga y obstetra, dice que este diagnóstico y recomendaciones no tienen ningún fundamento científico. Y, en realidad, otra medida que se debe tomar es revertir la normalización del dolor menstrual.
“El término médico es dismenorrea y no, no es normal. Puede ser primero, producida por unas sustancias que secretamos al menstruar llamadas prostaglandinas, que se inhiben cuando tomamos analgésicos como ibuprofeno. Pero también puede ser secundaria, y esas son las peligrosas”, aclaró.
También explicó que el dolor puede significar que hay miomas, endometriosis y más cosas, por lo que es importante que se asista con un especialista, para que sepa solicitar los estudios correspondientes y se pueda comenzar un tratamiento.
La misma médica que “diagnosticó” a Victoria con un “bazo frío”, fue la misma que la disuadió de de ir con un gineco obstetra, ya que a su parecer, Victoria era muy joven. Esto también está basado en mitos de conservadurismo y el control de la sexualidad de las mujeres.
“Esta gente cree que los diagnósticos sólo se pueden hacer con un tacto vaginal, pero se pueden obtener con ultrasonido abdominal, resonancia, tomografía e incluso laparoscopía”, dijo Palma Orozco.
Mientras tanto, Joy Valverde, da pláticas no sólo a adolescentes, pero a personas en todos los niveles educativos. “He trabajado con médicos en formación que nunca en su vida han tocado una toalla. Trabajando con ginecólogos me doy cuenta de que tienen percepciones basadas en mitos y no en condiciones fisiológicas. Eso es muy riesgoso porque se naturalizan violencias ginecoobstétricas o violencias menstruales, esto de ‘el dolor lo van a vivir todas, te tienes que acostumbrar’”, declaró.
Estigma con sus compañeros
Las adolescentes como Victoria hacen un gran esfuerzo para que no se note que están “en sus días”. Esconden las toallas femeninas casi como si fuera ilegal llevarlas, y hay mucho miedo a mancharse la falda. Las cuales son grises en la mayoría del país, la cual refleja un diseño sin perspectiva de género e incapaz de ocultar fugas menstruales de los hombres, los principales bullies.
En las pláticas sobre menstruación, los sacan con el pretexto de que a las niñas les va a dar vergüenza. “Separarlos refuerza esa idea de que son temas de mujeres, que ellas son las únicas que deberían informarse”, explicó Valverde.
Esta es la separación que provoca muchos tipos de violencia, a veces incluso de los adultos, y que se ve tanto en el sector privado, como en el público.
“Me he topado con niñas que no quieren ir a la escuela mientras menstrúan porque en su casa les dijeron que ‘apestas’ en esos días, en un sentido de olfato, y que los demás se van a dar cuenta; por cuidar ese aspecto prefieren no ir. A otras les ha pasado una situación de violencia, desde muy ligera, como chistes o carrilla, hasta jaloneos en los baños, que los maestros y maestras las saquen de las aulas, que las evidencien enfrente de los compañeros para marcar la pauta de que eso no se hace”, narró.
Pensando en la mitad de la población
Anahí Rodríguez y Maira Melissa Guerra propusieron una iniciativa de ley para distribuir, de forma gratuita, productos de higiene menstrual en escuelas, centros de salud, albergues y entre personas en situación de calle. Para sustentarla se basaron en la Ley General de Salud.
“El Artículo 4 habla del ‘bienestar físico y mental del individuo para contribuir al ejercicio pleno de sus capacidades’. A eso, si le pones perspectiva de género, se puede interpretar como que necesitamos toallas, tampones y copas. Es el tipo de temas por los que a mí me interesa que haya mujeres en el Congreso. Aquí es donde las bancadas de género y paridad tienen sentido, cuando tienen que impulsar los derechos de las mujeres. Es un tema que pone muy sobre la mesa el dicho feminista de lo personal es político”, comentó Maira Melissa Guerra.
Cambios dentro de la ley
La propuesta del Parlamento de Mujeres, que se discutirá en el Congreso de la Ciudad de México, no es la única. También se ha hablado de quitar el impuesto a estos productos a nivel federal, pues son de primera necesidad.
Tanto UNICEF como Save The Children establecieron campañas para hacer cambios de hábitos dentro de las escuelas. “El tema de higiene menstrual está vinculado a infraestructura adecuada y digna, y tiene que ir vinculado a un compromiso individual y social. Es lo que estamos trabajando con autoridades educativas, con autoridades estatales, con las propias niñas y niños y padres de familia”, agregó Paola Gómez.
Pero también queda en las manos del gobierno admitir la problemática y tanto la SEP como la Secretaría de Salud (SSA) deben reconocer al ausentismo y buscar soluciones para que el desarrollo de las niñas no se vea afectado.
Infobae
Publicado por:Noticias de Última Hora
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