La Macarena la canción, no la virgen salva vidas. El masaje cardíaco a ritmo de la archifamosa melodía del dúo andaluz Los del Río mejora la calidad de las compresiones torácicas en una reanimación cardiopulmonar. Así lo ha constatado una investigación del hospital Clínic de Barcelona que se ha presentado hace unos días en Copenhague en el marco del Congreso Europeo de Anestesiología. Los sanitarios ya utilizaban este método (o el mítico Stayin' Alivede los Bee Gees) en cursos o clases prácticas para marcar el ritmo de la reanimación cardiopulmonar, pero no había estudios científicos o investigaciones que evidenciasen su validez. Hasta ahora.
"Buscábamos cómo ayudar a mejorar la calidad de la reanimación cardiopulmonar, un método fácil de recordar para mantener una frecuencia adecuada de compresiones como mandan las guías clínicas (alrededor de 100 compresiones por minuto) cuando no tienes máquinas o métodos como el metrónomo", explica el doctor Enrique Carrero, anestesiólogo del Clínic y autor del póster que presentó en el congreso de Copenhague. El estudio se enmarcó dentro del trabajo de fin de grado de Eva González, una de sus alumnas de sexto curso de Medicina en la Universidad de Barcelona (UB).
El médico (tutor del trabajo) y la estudiante tomaron a unos 160 estudiantes de todos los cursos de la facultad y los dividieron en tres grupos. "La edad media era 21 años, el 60% mujeres y todos habían recibido formación de compresión torácica, pero no habían tenido experiencia con pacientes", explica el facultativo. Al primer grupo el grupo de control se le ordenó realizar compresiones torácicas durante dos minutos sin ningún tipo de herramienta de ayuda; al segundo grupo se les ofreció una aplicación móvil con un metrónomo para seguir el ritmo de las compresiones a 103 por minuto; al tercero, tras comprobar que sabían tararear el estribillo de La Macarena, se le pidió que hiciesen la reanimación cardiopulmonar siguiendo mentalmente el ritmo de la canción.
Los resultados arrojaron que los alumnos del primer grupo solo hicieron el 24% de las compresiones dentro del rango correcto (entre 100 y 120 por minuto); los del grupo que emplearon el metrónomo hicieron el 91% de las compresiones adecuadas; el grupo de La Macarena hizo un 74% del masaje cardíaco en el rango adecuado. "Los que disponían del metrónomo lo hicieron con más precisión pero también analizamos el tiempo que se tarda en iniciar la primera compresión, que es algo que está relacionado con el aumento de la superviviencia, y encontramos que los que utilizaron la aplicación con el metrónomo tardaron cuatro segundos versus el segundo que tardaron los del grupo de control y los de La Macarena", matiza Carrero.
La canción de Los del Río mejora sustancialmente la calidad de las compresiones torácicas con respecto al grupo de control. De hecho, agrega el anestesiólogo del Clínic, en un segundo análisis tras realizar una encuesta al grupo de control, la distancia entre éste y el grupo de La Macarena es todavía mayor. "Hicimos una encuesta al primer grupo para saber si habían seguido mentalmente alguna canción y excluimos del grupo de control a todos los que había tarareado mentalmente alguna melodía. Con ese doble control, las compresiones adecuadas del primer grupo bajaban al 7%", apunta Carrero.
El médico celebra el "impacto" que ha tenido la investigación, pese a que matiza que los resultados no se pueden extrapolar a la población general ni a cualquier tipo de contexto: la población analizada eran estudiantes de medicina con algún conocimiento de reanimación cardiopulmonar y en un ambiente controlado con un maniquí. Las paradas cardiorespiratorias suelen ser sobrevenidas y no se pueden generalizar los resultados de un entorno controlado. "La parte positiva es que hay una herramienta que puede serle util hasta que llega la persona experta. Lo que queríamos eran nuevas fórmulas para mejorar las compresiones torácicas, una ayuda que se conociese cuanto más mejor y que no costase dinero. Estamos encantados de que pueda ser útil", valora Carrero, que se deshace en halagos para los profesionales del Clínic y de otros servicios universitarios que han "participado o favorecido" que la investigación saliese adelante.
Tareas pendientes
El estudio, no obstante, ha dejado margen de mejora en otros aspectos, como la profundidad de la compresión. Las guías clínicas sostienen que la compresión debe ser de unos cinco centímetros y los alumnos solo alcanzaron una profundidad de cuatro centímetros. "La Macarena es algo que a la gente no se le olvida y es súper importante porque es accesible, fácil e inmediato y hace que la frecuencia sea correcta. Pero tenemos que conseguir métodos como estos para lograr compresiones con la profundidad adecuada", apunta el médico del Clínic.
En cualquier caso, apunta Carrero, más vale hacer algo que nada. "Seguro que lo que va fatal es no hacer nada", dice parafraseando a un colega de profesión. El facultativo llama a trasladar los primeros auxilios a las escuelas también, para que las personas sepan reconocer, desde niños, una parada cardiorespiratoria y actuar: "Los primeros pasos son diagnosticar pronto y que se inicien las compresiones lo antes posible", señala.
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