Los científicos afirman que es posible que algunos microorganismos intestinales se estén gestando en la parte de nuestro organismo considerada más protegida: el cerebro humano. Y que hasta los humanos más sanos pueden tenerlos como huéspedes en el encéfalo, reporta la revista Science. Se trata en su mayoría de microorganismos pertenecientes a tres grupos de bacterias: Firmicutes, Proteobacteria y Bacteroidetes.
Los investigadores estadounidenses hicieron públicas sus conclusiones este martes durante la reunión anual de la Sociedad de Neurociencias en San Diego (California, EE.UU.). Allí, la neuroanatomista Rosalinda Roberts, de la Universidad de Alabama en Birmingham (EE.UU.), mostró imágenes de bacterias que aparentemente penetran y habitan en las células de los cerebros humanos. Los investigadores no se atreven aún a determinar si estas bacterias son beneficiosas o dañinas para el cerebro.
Microbios en todas las muestras
Roberts relató que su equipo halló hace cinco años objetos en forma de barra no identificados en imágenes —de alta resolución y tomadas mediante un microscopio electrónico— de cortes de tejido cerebral de personas que acaban de morir. Durante años estos elementos fueron ignorados por los especialistas, pero en 2018 un bacteriólogo aseguró a la neuroanatomista que se trataba de bacterias.
El equipo de Roberts que investiga patologías en los encéfalos de las personas que padecen esquizofrenia examinó tejidos de 34 personas —aproximadamente la mitad de ellas sanas y la mitad de personas con la citada dolencia— y encontró la presencia de microorganismos en todas las muestras.
La zonas preferidas por las bacterias encefálicas
Según mostraron las observaciones posteriores de los científicos, las bacterias suelen vivir en células en forma de estrella llamadas astrocitos, que interactúan con las neuronas. Los microbios se agrupan en y alrededor de los extremos de los astrocitos que rodean los vasos sanguíneos en la barrera hematoencefálica.
Los microorganismos también parecen ser más abundantes alrededor de las largas proyecciones de las neuronas que están envueltas en la una sustancia grasa llamada mielina. Roberts no puede explicar esas preferencias pero baraja la posibilidad de que las bacterias se sientan atraídas por la grasa y el azúcar en estas partes del cerebro.
Experimentos en ratones
Roberts pensó que las bacterias del intestino podrían haberse colado en los cerebros a través de los vasos sanguíneos durante las horas que transcurrieron entre la muerte de una persona y la extracción del cerebro. Así que miró los cerebros de ratones sanos, que fueron puestos bajo análisis inmediatamente después de ser sacrificados.
Todos contenían bacterias y hasta en mayor cantidad. Posteriormente, Roberts observó los cerebros de ratones libres de gérmenes, que habían sido criados cuidadosamente para que no estuvieran rodeados por la vida microbiana, y encontró que sus tejidos cerebrales estaban todos limpios.
Posible contaminación
La mayoría de las bacterias que albergamos viven en el intestino. Es posible que los microorganismos alcanzaran el encéfalo a través de los vasos sanguíneos, pasando por nervios del intestino o incluso por la nariz.
La especialista reconoce que todavía se necesitan más experimentos para descartar la contaminación ya que los tejidos podrían haber sido contaminados por vía aérea por los microbios que quedaron en los instrumentos quirúrgicos durante la extracción del cerebro.
Peligro mortal o contribución al sistema inmunológico
Este hallazgo es sumamente importante para la medicina ya que en caso de acceder al cerebro las bacterias y los virus pueden causar inflamaciones potencialmente mortales. También se baraja la posibilidad de que los microorganismos jueguen un rol clave en nuestro estado de salud mental. Con todo, de momento no tienen constancia de que estos microorganismos causen inflamación.
Por su parte, el psiquiatra de la Universidad de Maryland Teodor Postolache ha afirmado respecto a este nuevo hallazgo que no está "muy sorprendido de que otras cosas puedan vivir en el cerebro", pero,"si así fuera sería revolucionario". Según Postolache, si estas bacterias intestinales comunes son una presencia benéfica en torno a las células cerebrales, podrían jugar un papel clave en la regulación de la actividad inmunológica del cerebro.
Publicado por:NOTICIAS DE ULTIMA HORA
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