En mangas de camisa y con el gesto relajado, distendido, el presidente López Obrador miraba a la cámara que lo grababa el pasado domingo 22 de marzo durante una gira por Oaxaca, y pronunció un mensaje dirigido al pueblo de México.
“No dejen de salir. Todavía estamos en la primera fase, yo les voy a decir cuándo no salgan”, dijo el mandatario en relación al coronavirus, el virus que ha desatado una pandemia en medio mundo, ocasionando miles de infectados y de muertes en Europa, Asia y Norteamérica.
“Si tienen posibilidad económica sigan llevando a la familia a comer a los restaurantes y a las fondas”, añadió AMLO en el video, en el que, además, pidió a los mexicanos que sigan “haciendo vida normal” ante la pandemia, aunque, eso sí, manteniendo “una sana distancia”.
Cuatro horas después de ese mismo domingo, a las ocho de la noche, los habitantes de la Ciudad de México recibieron otro mensaje muy distinto.
Con un tono de voz neutro, serio, y con la preocupación en el rostro de quien anuncia medidas que afectarán a millones de personas, la jefa de gobierno Claudia Sheinbaum advirtió en un video publicado en sus redes sociales que en apenas cinco días los casos confirmados de coronavirus se duplicaron en la ciudad: se pasó de 21 casos el miércoles, a 45 el domingo.
De ahí que su gobierno decidió tomar medidas “de suma importancia”, como el cierre de bares, discotecas, cines, teatros, gimnasios, y museos, entre otros, que tendrán que cerrar sus puertas progresivamente entre el lunes y el próximo miércoles 25 de marzo.
Como resultado, y a pesar de la recomendación del presidente de “no dejar de salir” a la calle, la Ciudad de México vivió ayer lunes una nueva fase de ‘apagado’ ante el avance del coronavirus.
Hace una semana, la zona que comenzó a vaciarse lentamente fue el Paseo de la Reforma, luego de que cientos de corporativos, bancos, y embajadas, mandaron a sus empleados a trabajar desde casa.
Y ayer lunes, el apagón entró en ‘fase dos’: los pocos transeúntes que caminaban por el paseo no fotografiaban El Ángel o la Diana Cazadora, sino la avenida vacía de coches. El Metrobús iba de una estación a otra sin recibir pasajeros. Y en la zona de los ríos, junto a las embajadas de Estados Unidos y de Japón, los restaurantes, a diferencia de hace una semana, tenían letreros que anunciaban el cierre de sus puertas hasta nuevo aviso.
Fuera de Reforma, la ‘fase dos’ de apagado se amplió a múltiples puntos de la capital, como la Avenida Juárez, y las calles Madero, 5 de Mayo y 16 de septiembre, en el corazón colonial de la metrópoli, habitualmente un hervidero de personas que van a trabajar a empresas, a hacer trámites en Cancillería y Hacienda, o a visitar algunos de los atractivos turísticos del centro histórico, como el zócalo o el Palacio Nacional.
Publicado por:Noticias de Última Hora
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