Resulta
difícil de creer que miles de personas estuvieran dispuestas a pasar horas en
el frío por un Big Mac. Pero cuando el primer McDonald's llegó a Moscú
en 1990, la ciudad se volvió loca.
El
primer McDonald's de la Unión Soviética abrió sus puertas el 31 de enero de
1990. Miles de moscovitas acudieron en masa a la nueva hamburguesería y, en la
plaza Púshkinskaia del centro de Moscú, se formaron filas kilométricas.
Este establecimiento batió el récord de clientes en una inauguración. Sirvió a más de 30.000 personas. El récord anterior había sido en un McDonald's de Budapest, con 9.100 clientes.
La multitud era tan grande que se enviaron decenas de policías para controlar la situación, como si fuera la seguridad de un ruidoso partido de fútbol.
Conseguir un trabajo en el McDonald’s durante la época soviética no era fácil. Los primeros trabajadores eran la crème de la crème de la juventud soviética: se contrató a estudiantes de prestigiosas universidades que podían hablar idiomas extranjeros y que además tenían buenas habilidades de trato con el cliente. Estos trabajadores contrastaban con los que había en el típico servicio soviético, conocido por su actitud despectiva, su falta de sonrisas y frialdad.
El pueblo soviético estaba tan acostumbrado a un servicio
grosero que cuando llegaron los buenos modales y los rostros radiantes, la
gente se quedó conmocionada. De hecho, los clientes estaban tan incómodos ante
las sonrisas de los que atendían, que los jefes de McDonald's pidieron a sus
empleados que sonrieran menos.
Durante la perestroika, McDonald's ofrecía a un ciudadano medio soviético la posibilidad de ver cómo era la vida más allá del Telón de Acero. La gente de la URSS había escuchado tantas cosas sobre la cultura occidental sin poder acercarse, que los ciudadanos soviéticos se volvieron locos cuando llegó a Moscú la famosa cadena de hamburguesas.
Las hamburguesas causaron revuelo en la Unión Soviética. La gente estaba acostumbrada a una dieta bastante restringida, en comparación con la occidental. Hubo quienes se llevaron a casa los envases desechables de McDonald's, bien como souvenirs o para reutilizarlos.
Sin embargo, en aquellos días McDonald's no era barato. Un
Big Mac costaba el equivalente a un abono mensual de metro y autobús.
El alboroto que provocó la apertura del primer McDonald's en
Rusia no se desvaneció de inmediato. En 1991 y 1992 todavía se podían ver
largas colas y había que esperar horas para entrar. La situación se calmó un
poco cuando se abrieron más McDonald's en Rusia.
También se consideraron eventos “históricos” las inauguraciones de otros locales de McDonald's. La apertura del segundo restaurante en 1993 contó incluso con la presencia del presidente Borís Yeltsin.
Aquí te contamos por qué la cocina rusa nunca será comida rápida como McDonald's.
AP
Publicado por:Noticias de Última Hora
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