Las ardillas que normalmente vemos en parques y manglares son pieza clave para el ecosistema, pues contribuyen al medio ambiente, en especial la yucateca, que es una especie totalmente adaptada a diversos cambios de temperatura y vegetación.

Una gran población de ardillas está situada en lugares como Durango y Chihuahua, además de la Península de Yucatán que se han conservado y reproducido ayudando, como una de sus principales funciones de supervivencia a comer insectos a su paso que dañan áreas verdes y gracias a su mala memoria dispersan semillas por todos lados olvidando donde plantaron, generando con ello un crecimiento de germinación.

En el mundo entero existe un aproximado de 260 especies de ardillas y en México 34, de las cuales 10 son endémicas, como el caso de la yucateca que una de sus relevantes fuentes de alimento son las flores, los frutos, las semillas y las nueces, ejerciendo con ello un plantío cada que entierran su comida y olvidan donde fue guardado su sustento.

El biólogo Wilbert Rosado reveló que este pequeño mamífero de cuerpo chiquito y cola prolongada y enroscada llega alcanzar hasta los 20 centímetros de alto y poseen un pelaje muy poblado en todo su cuerpo, sus lugares favoritos para vivir son los árboles ya que así se les facilita encontrar su alimento.